domingo, noviembre 21, 2004

La identidad en crisis ante la modernidad

A pesar de la modernidad y de está, -de la cual nos habla Lechner[1]- aún existe la heterogeneidad de la sociedades, del hombre, pero sin duda en nuestros tiempos se ha ido transformando o re-codificándose, y cada vez los valores se van mutando o en el peor de los casos mueren.

En este nuevo orden de identidad que nos plantea Amin Maalouf en Identidades Asesinas, la propone dentro de un mundo globalizado, que pareciera que se encajara a favor de la perdida de un ser único, el cual vino defendiendo en la primera líneas, y nos dice que esta identidad que nos propone perderá fronteras, se convertirá en una tribu planetaria, pero según él esto no se consigue porque no tenemos aún una postura universal:

... ello podrá lograrse tendiendo a una pertenencia aún más amplia, portadora de una visión humanista mas completa [..]. el particularismo más general, más universal, tendríamos que decir el universalismo mas tangible, mas natural, mas arraigado. (Maalouf: 1999: 102,106)

Es paradójico Amin, ya que encuentra en la modernidad una fascinación de reconocerse “casi igual” al otro en éste proceso de modernización, a lo cual manifiesta diciendo nunca antes habíamos tenido tanto en común los seres humanos, eso nos aleja de nuestros ancestros; y continuando con la paradoja nos dice que en la historia se localiza identidad como individuo, lo cual no hay que dejar de lado, y no venerarla . Si tomamos en cuanta la definición de Lechner cuando nos confirma que la modernidad rompe con el pasado, de tal manera que la humanidad arman una identidad respecto a su pasado, pero en lo que difiere con Amin, es que está identidad es ficticia, cuando se usa la historia como lineal y única. La historia para Amin es un elemento de identidad, pero no para construir una identidad futura.

...Nunca los seres humanos han tenido tanto en común, tantas imágenes y palabras [...] Historia: palabra que para mi no es sinónimo de vana nostalgia ni de retrógrado, sino que muy lo contrario comprende todo lo que se ha construido a lo largo de los siglos, la memoria, los símbolos... Al mismo tiempo todo el mundo admitirá que el futuro de un país no puede ser una mera prolongación de su historia (Maalouf:1999:48)

Si la modernización se caracteriza por la ruptura con la tradición, la cuestión de la identidad, en cambio, es proyectada al pasado [...] identidad ficticia , porque basada en un pasado en un pasado artificialmente; y además, una identidad cerrada, con escasa capacidad para modificarse de acuerdo a las innovaciones del proceso social. (Lechner:10)

Continuando con esta propuesta de Amin de que la identidad humana se volverá, universal, donde se desdibujan las fronteras de una ciudad, de un pueblo, de un ser a otro, creo que es una propuesta inocente en creer que todo será natural y sencillo. Pero no podemos negar que a pesar de resistir a los embates del capitalismo, el consumismo, la identidad de los hombre se ha mermado, y la conducta de las sociedades es cada vez mas robotizadas.

En esta resistencia por no soltar los valores y asumirse ante todo en una postura existe una seducción entre el que domina y el dominado, hay en trasfondo una incitación al abandono de la identidad, y quizás exista una aceptación “clandestina” por parte de los dominados; que en verdad es visible, entonces su identidad es falsa, al admitir una cosa ante los demás y asumir otra para si, Alain Touraine[2] lo dice con otras palabras: “ Los dominados se sienten atraídos por el mundo de los dominadores”. Pareciera un juego, pero esta seducción conlleva al final a la aceptación de la otra cultura, y esa re-decodificación de símbolos sociales e individuales.

Retomando Amín dice en cualquier lugar del mundo se puede comer comida francesa, mexicana, inglesa, etc, pero lo terrible no es comer o escuchar música diversa, es consumir una misma cosa en todo el mundo, es entrar a un Mac Donald´s o tomar coca-cola en cualquier punto, a esta es la seducción a la que me refiero, bien sabemos que la comida francesa es francesa, la china es china,. Pero día a día la coca-cola es la coca-cola; las comidas de cada país tienen un tradición, un valor cultural ,¿pero coca-cola la tiene? ¿Una tradición real en todo eso que produce la modernidad en serie y para todos?

Quizás estamos ante una identidad que no tiene sentido de “ser”, ni proyectos individuales y mucho menos colectivos, que sabe en realidad cual es su identidad.

[1] Formula paradojal que nos recuerda que el desencanto es mas que una pérdida de ilusiones, la reintegración de los anhelos. (Lechner:3)
[2] Touraine, Alain, Crítica de la Modernidad, fondo de cultura económica, México 1999.