lunes, abril 28, 2008




















Empecemos a narrar la llegada de aquella que tanto había especulado en largas jornadas de viajes y noches, de aquella que me había orillado a construir miles de escenarios en mi pérfido cerebro; quizá sea la única lealtad que tenga conmigo esa masa cefálica que me traiciona con los números, pero bueno esta sensación de soledad y ansiedad que experimenté muchas veces en la espera de Amanda en aquellos momentos de dolor terrenal se me olvidaron cuando sus manitas y su piel estuvieron junto de mi rostro pálido y lleno de dolor soñoliento, tirada en cruz en el quirófano su llanto ha sido y es el mejor motivo de felicidad para derramar lagrimas...
Una madre no es especial si ella no lo sabe y yo supe que sin Amanda no soy nada, ella resume mi existencia, ella es el verdadero amor…aunque suene trivial y a novela de Televisa pero es real. Un hij@ te hace comprender que el amor es la carne que brota de uno y se construye y se concibe con amor de dos (Armando y yo)
Los días siguen su viaje y yo tengo de vez encuando depresión pero no por ella sino por el cambio en mi y quizá nadie comprenda como un cuerpo estirado duele de verdad y ese malestar de la carne no se va ni con los comentarios ocurrentes de otras madres que han vivido esto antes que yo, ni los analgésicos borran esa extraña angustia que se experimenta al borde de la cama y la cuna, sin embargo, cuando me estoy sintiendo sola e insignificante ella está ahí moviendo mi corazón haciéndome fuerte y libre, ella sonríe, ella llora, ella se estira y puja y comprendo que la cicatriz en mi vientre, la flacidez de mis carnes no son nada ante la alegría y felicidad que Amanda ha traído a mi galopante corazón, ahora ella lo hace palpitar como nadie lo había hecho; mi cuerpo tiene que cambiar, mi vida cambia pero el amor que le profeso desde el vientre jamás se irá... estaré hasta que ella lo quiera.
La llegada de Amanda no modifica la vida, pero si me ha cambiado a mí y a su padre, ha transformado nuestras noches y nuestras miradas al mundo y todo ha sido para bien, quien tenga hijos sabe de lo que escribo, quien quiera tenerlos comprenderá y vivirá lo que hoy nosotros sabemos como padres… ella es el amor de nuestras vidas…