jueves, diciembre 09, 2004

Alacrán

I
Yo: alacrán,

...me siento un alacrán, un bicho de cola y tenaza que abre sus tímpanos para escuchar el rumiar de zapatos, gritos de semen y vida a través de una tensa oscuridad. Soy un alacrán prendido de las duelas del mundo que no se aventura a descubrir el para siempre del exterior y se limita a oír y sentir por fisuras en tablas gastadas y rotas por el tiempo y la ansiedad -¿cuál ansiedad?

II
Él: Alacrán,

... el alacrán se armó de valor para salir de su pocilga darketa, y decidió experimentar afuera de su existencia; cumplir el sueño de extender sus patas en la superficie de las penumbras; se animó a restregarse los ojos con el sol y la luna, que desconocía, porque lo único que llegaba a su habitación eran filtradas de luz y humada de polvo pastoso.

Vivificado con la idea, se echó con su cola y aliento añejo a observar cada poro de la pared que únicamente veía por rendijas obtusas, recorrió lentamente los centímetros del mundo exterior y aspirando ese olor a cal de las rasposas paredes externas a él... se maravillaba de lo blanco que es el mundo lejos de su hábitat.

Saludó al viento y bebía la extraña vida que no era la de él.


III
Temía él alacrán...

El alacrán, emprendió ese incidente de su vida no por aventurero, pues su naturaleza no es precisamente ser un vagabundo, a lo que más se acerca un alacrán es ser un oyente de vidas ajenas e intuir lo que sucede afuera , se dijo así mismo que sería peor no sentir más allá del claro oscuro donde vivía. Dejó de lado el pesimismo, y de suponer e imaginar lo que era el exterior, y con la ferocidad que nunca ha tenido se lanzó al mundo; pobre alacrán, no intuyó que fantasear era peligroso, que esa rendija no era un rayo pequeño y que hay más posibilidades de vida que la de un alacrán solitario. Cuando el alacrán salió e inició su recorrido por una media luz, hasta lograr deslizarse por la pared blanca que era el universo, el alacrán se sintió realizado y al mismo instante de ese sentir le dieron un chanclazo y zas, reboto al extremo de la pared que daba a la ventana de su oscuridad, lastimado se arrastró al hoyo de donde nunca debió salir... Temía él alacrán...


IV
En minutos y horas de tinieblas, con restos de media luz, el alacrán curaba su cola que goteaba su jugo de preexistencia, y al ritmo de un llanto de crepúsculo se preguntaba por qué no le habían permitido extender sus tenazas y sentir la libertad... qué había hecho para que lo atacarán, qué...

V
Lo que no...

Lo que no sabe el alacrán, es que su apariencia fea y anticuada asusta a los seres del exterior, el alacrán nunca se ha visto a sí mismo, y en esa oscuridad no sabrá nunca por qué sus brazos y cola punzante causan temor. Pobre bicho, vuelve a su humedad y melancolía de película de blanco y negro, lastima de alacrán.

Siente y piensa que morirá allí en la oscuridad..., lo que no sabe es que ya está muerto.