Tú. Mis
tormentas, mi primera vez, mi carne, mi alma y mi vida... mi lucha,
navega que
estaremos junto a ti hasta al fin de la nada y del todo.
latente ceguera, perpetua en nuestras vidas,
en silencio tortura ahogada en abrazos.
Vibra. Seremos él y yo los que carguemos
con el dolor; no debes entender ahora, ni saber como cala el espíritu esto llegado ayer y que no piensa irse sin dejar huella,
aquí estamos para soportar por ti, porque es lo único que podemos hacer.
Mientras corras contra miles de pésimas
posibilidades -como lo has hecho desde el vientre-, sé que habrá solución... sabemos de la luz naciente de tu alegría del motivo de tu alma para nunca sucumbir.