Los días en que las manos ya no están tibias,
Los besos ya no saben a mañana húmeda,
Se arrastran sábanas viejas por el sumo olvido.
Gritarle que le odio, que cansa,
Que hastía, que no comprendo
Que no quiero hacerlo.
Las noches se iluminan –aún-
Un colchón viejo con sudores de dos.
Preguntan en medio de una pesadilla: ¿qué has hecho de ti?
Qué pasa con el tiempo aquel
Qué gira en los canales a adictos de ti, de mi...
De ecos pausados.
Te digo que te amo así de simple y corriente
y que deseo tener amnesia de ti.
16 de enero de 2004…