Los caprichos no llevan a nada, se repetía una y otra vez al ver como el ojo izquierdo escurría en llanto con tinta negra de las pestañas; en unos segundos la vida de cualquier persona o cualquier cosa puede cambiar, quién diría que un par de brochazos en la sombra natural del ojo haría de Came una infernal mañana.
El poder de la mente es cabrón... el bus doblaba en la esquina de N.Likra y Juárez, en un enfreno reconstruía la mañana, y volvía a sentir el mismo terror de las 8:45 del día de hoy, -Came- fue una tontería la mía de hacerme daño, pero si ya me iba, no sé a qué regresé, si de todos modos las pestañas no iban a cambiar, ni tampoco quería parecer Bambi.
El ojito no paraba de lagrimear, y el temor invadía su ser, toca la puerta, pase tome asiento, que le ha ocurrido, mire doctor, ¡mire como tengo el ojo!, esto me pasó hace un par de horas, -siga dijo el doctor- pues que me hallaba frente al espejo del baño pintándome las pestañas, de tanto pasar el rimel me quedo tremenda plasta, de por si no tengo muchas pestañas por un accidente de genética y del calentador, por eso insistí tanto, no contenta con aquel acto embellecedor, me regrese de la cera, y con una mugre aguja me separé un par de hebras, en una de esas pique el ojo izquierdo, no sabe como lloré y al mismo tiempo vinieron a mí miles de pensamientos.
¡Seguro me rompí la retina, seguro me saque el liquido –fulano de tal del ojo- y se me va poner blanco!, Dios mío o tal vez poco a poco perderé el ojo, lo peor es que ese ojo de por si no enfoca bien tiene aptismatismo, dígame doctor, ¿seguiré viendo con el ojo pinchado? Pero ya de un diagnostico para hacer pronto algo, -Doctor-cálmese lo primero que debo hacer es revisar su ojo, el doctor prende su lamparita, abre y estira el ojo, lo ilumina una y otra vez, con un tono de seriedad el hombre con bata blanca y manos suaves recobra su sitio de tras del escritorio y dice en tono grave:
Primero, usted ha exagerado todo, el piquete no tocó ninguna parte vital de su ojo, en segundo, NO VA PERDER EL OJO, y en tercero usted es una hipocondríaca, y eso si mata, y en tercero debe TENER MÁS CUIDADO; si sabe que la aguja es peligrosa olvide sus caprichos de belleza, sabiendo que sus pestañas jamás se rizaran.
Se retira con una receta en mano, mirándose una y otra vez en su espejo de bolsillo, checa la receta, ummm unas gotas de manzanilla para un piquete, necesita uno perder el ojo para que le pongan atención... se coloca sus lentes de sol trepa al bus que pronto dobla esquina Tomas Moro y Charles Fourier.